1. Sé autocompasiva y no seas radical. Si en algún momento, por la circunstancia que haya sido no pudiste lactar a tu bebé (porque no encontraste a otra mamá que te donara su leche para tu hijo, porque nació prematuro, porque no produjiste leche, etc.) y acudiste a la fórmula, no te culpes. Entiende que tomaste una decisión basada en las herramientas con las cuales contabas en ese momento.
2. Estudia, lee, sé inquieta. Si bien venimos de un contexto en el que las abuelas, o los médicos tradicionales les rindieron tributo a la leche de fórmula y a los paradigmas que se consideraban inamovibles sobre la alimentación del bebé, el mundo está cambiando y las herramientas para que tomes las decisiones adecuadas para tu hijo, así como se han diversificado, se han multiplicado.
3. Tu ejemplo es todo. La relación con la comida, ese vínculo tan bello que estás formando en tu hijo, no solo lo garantiza un modelo alimenticio (por ejemplo, el BLW, del que hemos hablado en este post) sino que –como todas las herramientas que le das a tu bebé– lo construyes a través de tus propias acciones. Será un buen momento para que te cuestiones: ¿qué tantos vegetales consumes?, ¿con qué frecuencia incluyes a las frutas enteras?, ¿eres muy selectivo y siempre comes lo mismo? ¿te revisas?, ¿te perdonas? ¿te permites cometer errres? ¿quñe vas a empezar a hacer diferente? Seguramente, con las herramientas que te damos podrás empezar a tomar decisiones más savvyas que no solo nutrirán de manera más adecuada a tu cuerpo, sino también a tu experiencia y sobre todo, a tu hijo.
4. Preparación con conocimiento. Así como te preocupas por leer y averiguar sobre crianza, sobre la decoración del cuarto del bebé y sobre los demás temas de ‘latonería y pintura’, dedícale tiempo y esfuerzo a la preparación de la relación que tu hijo tendrá con el alimento. Recuerda que la comida no son solo calorías, sino que es información; ten presente que esa data que le estás dando a tu organismo será la que le transmitirás a tu hijo y por ello, sus decisiones estarán completamente influenciadas por tus propias decisiones.
5. Y si tú y tu esposo están pensando en ser padres, ambos deben prepararse para la llegada de ese hijo. “Si se acercan a esa etapa y te decimos que puedes darle a tu hijo todos sus requerimientos nutricionales desde la alimentación… ¡Qué cosa tan complicada tener que aprender eso para mi hijo! Pero si paras y dices que no será solo para él, pues tú como padre o como madre también debes aprender a comer”, añade el doctor Carlos Jaramillo. Entonces todos, como hogar, aprenden a tomar decisiones más savvyas para que cuando llegue el bebé y debas prepararle su alimento sea claro, sencillo y práctico, porque todos están en la misma sintonía.
6. No es memorizar. No queremos que te aprendas la fórmula, sino que aprendas tanto, que puedas decidir libre y savvyamente y, de manera científica, amorosa y savvya elijas, siendo no solo ejemplo, sino consciente de por qué y para qué lo haces. biberón, lactar, suministrarle fórmula, cortarle el consumo de leche materna a los seis meses, etc. no te hará buena o mala mamá. Entendemos que la nutrición de tu hijo ha sido, es y será tu mayor preocupación durante los próximos meses y por ello, hoy te daremos las herramientas para que tomes una decisión savvya y con argumentos basados en la ciencia. Y será una propuesta que aplicará para tu hijo y para ti.