Entiende tus biorritmos para que tu rutina mejore

Ni esoterismo, ni conspiración; es ciencia, bioquímica y apropiación de la salud. Te contamos qué son los ritmos biológicos y cuáles son las herramientas más savvyas para que sincronices tu estilo de vida a tu propio reloj biológico. Ya sabes el qué y el cómo; es la hora del cuándo.

Si has visitado Taganga a orillas del Caribe colombiano; Timbiquí, en el Pacífico, o Villa Garzón, en la rivera del río Putumayo, habrás notado que en los dos primeros destinos, las rudimentarias atarrayas de los pescadores artesanales encienden la rutina del pueblo. Mientras que en el río, los afilados harpones de madera son lanzados al agua cuando el sol se apaga; entonces, es turno de que la noche ‘suplante’ al día.

Más sencillo: unos peces salen de día a hacer lo que siempre hacen –que es conseguir su alimento y, si es época de reproducción, a poner o fertilizar huevos, según corresponda–mientras que otros destinan la noche para cumplir sus instintivas rutinas establecidas por la naturaleza misma.

Seguramente, a estas alturas del post ya descubriste otro factor recurrente (y que no es tu antojo de un exquisito dorado una tilapia a la plancha), la naturaleza; esta ha sido la encargada, desde sus orígenes mismos de crear, modelar y evolucionar cuantos seres nos posamos en ella y dependemos de ella –y que somos TODOS–.


Y existe un tercer elemento, una especie de bonus porque ha sido más difuso que los anteriores, pero es el core de esta entrada; es el concepto cíclico de la vida, la existencia y secuencia de ritmos definidos y establecidos por nuestra madre, la Tierra, para garantizar el funcionamiento de todos, aun el de ella, mediante una serie de ciclos innatos a la biología de cada ser vivo que, por su carácter, se llaman biorritmos y que son determinados por los ritmos circadianos (momentos de vigilia y descanso determinados por la luz y la oscuridad naturales).

¡No los googlees!

Créenos. Ya hicimos la tarea por ti y constatamos que es un tema que si bien resulta atractivo para cientos de miles de amantes del bienestar (109.000 búsquedas en total, te registrará Google) y que ha guiado la evolución de la vida en este planeta, la información que puedas encontrar es vaga, dispersa y se centra en el debate de si la cronobiología –que es la rama de estudio enfocada en los biorritmos o ritmos biológicos– es una ciencia, una pseudociencia, etc.


En Savvy, reconocemos a los biorritmos como sabiduría ancestral aplicada a la ciencia de la alimentación. Por ello, iniciamos este post contándote cómo los ritmos biológicos determinan desde una subienda en el Caribe, el Pacífico o el Putumayo, hasta una cosecha (¿sabías que nuestros pescadores y agricultores siguen organizando sus periodos de cultivo, cosecha y poscosecha siguiendo las fases lunares que, en últimas, son ritmos biológicos?) e inclusive, tu periodo menstrual (no es en vano que tu menstruación funcione, literal, como un reloj) o tu rutina de ejercicios.

Dentro y fuera de ti, todo funciona de manera cronológica, respetando los ciclos savvyamente dispuestos por la naturaleza y diferenciados por los periodos de luz y oscuridad de la vigilia del día y el descanso nocturno, respectivamente. Y cuando se desalinea el engranaje universal más preciso, que es el reloj biológico, es hora de hablar de enfermedad.


Y no es un ritual, ni tiene nada de sobrenatural; se trata de la sincronía entre la ciencia y la naturaleza, mediante el análisis del tiempo en la biología y especialmente, del ritmo de 24 horas o lo que conocemos como el reloj biológico que, evidentemente, existe y se ubica al interior del cerebro, en el hipotálamo.


Para los grandes investigadores de la cronobiología, como el doctor y bioquímico Achim Kramer, director del Departamento de Cronobiología en el Instituto de Inmunología del Hospital Clínico Charité de Berlín (Alemania), su campo de estudio se ha centrado en identificar el funcionamiento, la composición molecular, los genes involucrados y las variantes particulares de cada ser humano, en relación con su reloj interno y con lo que sucede cuando este se sale del ritmo natural como es una notoria reducción en la productividad, estrés y, sobre todo, enfermedad.

A la luz del seguimiento minucioso del reloj biológico y de los ritmos biológicos, el equipo de investigación de Kramer ha descubierto que cada célula en el cuerpo tiene su propio mecanismo de relojería molecular para que, finalmente órganos como el hígado aseguren que las enzimas digestivas se preparen en el momento en el que estamos comiendo, para que cumplan sus funciones digestiva justo cuando ingiramos el último bocado.


Asimismo, los expertos de la cronobiología han determinado los efectos nocivos de las jornadas laborales en oficios que implican horarios nocturnos. Un estudio de 2018, publicado en la Revista de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo concluyó que las enfermeras son las profesionales con mayor riesgo de contraer cáncer de mama, a causa de las alteraciones en sus biorritmos (pasaban sus vidas contra el reloj biológico).

Tres ciclos de la cronobiología


Ya que sabes la importancia de los ritmos impuestos por el ciclo noche-día (y que son inalterables pues no dependen de nosotros, sino que son producidos por la rotación de la Tierra alrededor del sol), te contamos cuáles son los tres grandes tipos de ciclos cronobiológicos:

  1. Ritmos infradianos. Duran más de 24 horas y por ende se repiten en cuestión de días, semanas, meses o inclusive una sola vez al año. Dentro de esta clasificación se ubican las estaciones climáticas, las migraciones de animales, los ritmos de las fases lunares (y por ende, los de las mareas) y la menstruación femenina.

  2. Ritmos ultradianos. Ritmos biológicos que duran menos de 24 horas y tienen ciclos múltiples en un mismo día. En esta tipología se ubican las funciones fisiológicas, físicas, espirituales y emocionales del organismo humano, desde la ingesta de alimento, pasando por la circulación, la secreción hormonal e inclusive, los periodos de esfuerzo físico. Aquí también caben los que duran pocos segundos, como la respiración, y otros que inclusive duran milésimas de segundos, como son los procesos celulares.

  3. Ritmos circadianos. Duran cerca de 24 horas y aquí radica la base de la cronobiología, pues comprenden el ciclo de sueño-vigilia de los seres humanos; de su apropiación depende no solo el descanso en el momento destinado para ello, sino sobre todo, el buen curso de tu vida.

En nuestra próxima entrada de blog te contaremos sobre cómo y cuando optimizar tus biorritmos.